No esperes que todo el mundo hable bien de ti. Es conveniente que sólo los buenos lo hagan.
Las dificultades que nos presenta la vida cada día tienen algunas consecuencias positivas: fortalecen nuestro carácter, aclaran los sentimientos, forman la personalidad, nos hacen comprensivos con los demás, relativizan nuestras opiniones y nos pueden hacer mejores, si las aceptamos con humildad.
No confundas el verdadero amor con las máscaras del amor. En ese tema, con frecuencia, lo que parece no es lo que es.
Muchas veces las palabras bonitas esconden intenciones perversas.
Que cada noche, cuando te duermas, esté tu corazón en paz. Ésa es la señal de los elegidos.
No trates a tus superiores (padres, maestros, personas con autoridad...) con excesivas confianzas. Corres el riesgo de pensar que tú eres igual que ellos o, peor aún, que ellos son iguales que tú.
En cada gota de lluvia, en cada rayo de sol, en cada mirada amorosa está el milagro de la vida.
No hagas daño voluntariamente ni a la hormiga que cruza tu camino.
Sentir envidia hace daño al envidioso y no al envidiado. Hablando cínicamente, la envidia es un pecado inútil, porque sólo perjudica a quien la siente.
Una sonrisa abierta y una palabra amable pueden llevar algo de consuelo a quienes están a tu lado y lo pasan mal.
¿No te gustaría que el amor que das y recibes, la amistad de los que te quieren, la belleza de los paisajes, de los ríos, de los montes y del mar duraran para siempre? Sólo Dios puede dar eternidad a lo que te hace feliz.
El bien que recibes de los que no te deben nada compensa la ingratitud de los otros.
Da gracias a tus dioses por el nuevo día que amanece, por el canto de los pájaros, por las sonrisas que te ofrecen los que pasan, por el agua, por el viento, por el sol... Da gracias por esos regalos que, de tan cotidianos que son, parecen no tener importancia.
La vida es un camino, pero no basta sólo con recorrerlo, es muy importante saber hacia dónde nos lleva. Porque si no sabemos a dónde vamos, tal vez no estemos avanzando, sino dando vueltas alrededor de nuestra propia ignorancia.
Si sabes escuchar el silencio, podrás oír la voz de Dios retumbando en tu corazón.
La verdad, el bien y la belleza son los objetivos más altos a los que puede aspirar el ser humano. Trabajar por alcanzarlos justifica los sacrificios de la existencia.
Nunca cuentes a una madre cosas de su hijo adolescente con la advertencia de que no se lo diga. Será lo primero que haga en cuanto lo vea.
Sentir compasión por los que sufren, sean personas o animales, es propio de espíritus nobles. La crueldad envilece y rebaja a los seres humanos.
Escucha siempre con atención lo que dicen, y más aún lo que te dicen, los demás. Te aportarán ideas nuevas o te ayudarán a matizar las tuyas propias. Aunque sólo sea para oponerte razonablemente a lo que te dicen, escucha a los demás.
Lo que no ha costado trabajo conseguir no se valora lo suficiente. El amor que se disfruta sin conquista no se llora cuando se pierde.
Cuántas veces, por desgracia, el odio es más duradero que el amor.
No juzgues lo que pasó ayer con la mentalidad de hoy. Posiblemente no entiendas las razones ni los motivos del pasado. Estudia con imparcialidad lo sucedido para aprender de los errores y de los aciertos.
Tal vez nuestra oración no debería ser siempre: "Señor, ayúdame en mis necesidades; sonríeme, porque estoy triste". De vez en cuando podríamos decir: "Señor, dame fuerzas para animar a los que desfallecen; ayúdame a sonreír para alegrar a quienes están tristes".
Apártate de quien pretenda secuestrar tu vida, tu libertad o tu corazón. Nadie en este mundo merece tanto.
El secreto de tu felicidad no está fuera de ti: en el pueblo donde vives, en los vecinos que tienes, en cómo te tratan los demás... La fuerza para ser feliz está dentro de ti. En todos los sentidos, tu corazón es el motor de tu vida.
Todas las personas tenemos cosas buenas y cosas malas, virtudes y carencias. Y es un error fijarnos más en lo malo que en lo bueno del carácter o de la forma de actuar de los que nos rodean. Disculpando los defectos y valorando las cualidades de los demás les hará bien a ellos y a nosotros nos ayudará a conseguir la paz del espíritu.
Dios está siempre a nuestro lado, como padre y amigo que es. En los instantes felices no lo vemos porque creemos que el mérito es nuestro y que Él no ha colaborado con nosotros. Y en los ratos tristes, no queremos verlo porque pensamos que no nos ha ayudado bastante o que tal vez es culpable de nuestra pena.
Esa gente no me gusta. No sólo porque sean ladrones, o fanáticos, o aprovechados. Sino, sobre todo, porque son embusteros. La mentira corrompe sin remedio las relaciones humanas.
El sexo es importante. Pero el amor es fundamental. Si te equivocas de táctica o confundes las normas de juego, no te quejes después del resultado del partido.
En cada amanecer se te abre una oportunidad de empezar de nuevo, de corregir errores, de cumplir esperanzas, de soñar proyectos... Cada día es una página en blanco y en tu mano está escribir en ella el verso más maravilloso y la acción más inolvidable.